miércoles, 5 de junio de 2013

La mujer de Benasque

La mujer de Benasque de ojeras profundas dice: «Me tumbaré en la cama y ya no me levantaré nunca más».

Yo pienso: no me digas eso, por favor, no me digas eso, te lo ruego, te ayudaré todo lo que pueda y más todavía pero no me digas que si fracaso te tumbarás en la cama y ya nunca más te levantarás, no me digas eso, por favor.

11 comentarios:

Paco dijo...

Seguro que no tendrás nada que ver en ello, pero supliques lo que supliques algún día eso ocurrirá. A ella y a todos.

UN abrazo, Jesús.

Portarosa dijo...

Jo, terrible...
Ánimo. No es culpa tuya, Jesús, no vayas a olvidarte.

Un abrazo.

Elvira dijo...

¡Qué duro! Desde luego que si lo hace no será tu culpa, pero comprendo que te afecte muchísimo.

Un abrazo

molinos dijo...

Joder.

Jesús Miramón dijo...

Detrás de cada cifra, detrás de cada estadística, hay un ser humano, familias, niños, futuros destrozados, presentes que nunca, ni en sus peores sueños, hubieran podido imaginar.

La mujer de Benasque tuvo un accidente de trabajo hace algunos años. La Mutua la operó y le dio de alta. Desde entonces la han operado tres veces más de las manos y se ha convertido en una asidua a la Unidad del dolor del Hospital comarcal de Barbastro. No puede levantar ningún peso, ni siquiera los más nimios, todo se le cae de las manos, a pesar de lo cual ha ido encadenando como ha podido trabajo tras trabajo hasta que finalmente se veía obligada a coger la baja por enfermedad para ser nuevamente operada o sometida a tratamiento. Un infierno.

Pidió la pensión de Incapacidad Permanente y se la han denegado. Todos sabemos que ahora mismo la consigna es recortar en prestaciones y, aún contraviniendo su código deontólogico como médicos, los facultativos de la Mutua se niegan, para no perder su puesto de trabajo, a elaborar en un informe escrito lo que a ella le confiesan verbalmente en consulta: que no podrá volver a trabajar nunca porque ha agotado todos los tratamientos médicos posibles. Así pues le han denegado la pensión y ahora mismo, como miles y miles de ciudadanos de este país, vive sin recursos, sin ingresos: no trabaja, no cobra paro, no cobra baja, debe tres meses de alquiler y ayer día cinco iba a ser desahuciada si no satisfacía la deuda. Yo le hice la reclamación previa para ahorrarle la visita a un abogado, reuní todos los informes que pude y la envié de urgencia al Tribunal Médico, pero no puedo hacer nada más. Esto fue el lunes. Le pedí que aguantara, que a veces, en estos tiempos que estamos viviendo, deniegan todo por sistema a la espera de ver quién está dispuesto a luchar. Le dije que le ayudaría en todo lo que pudiera pero que no hiciese nada irremediable. Que hablara con sus caseros, que les enseñara la reclamación previa. Que si la perdía yo le haría todos los papeles para solicitar justicia gratuita e iríamos a juicio. Que no se rindiera.

Pero, sabéis, a veces la gente se rinde. Les cambia el color de la piel, los ojos se vuelven un poco más pequeños y oscuros y hundidos. Desde el otro lado de la mesa puedo oler su miedo y su desesperación, y mi corazón se rompe de impotencia y de rabia y de puta e inútil piedad.

Detrás de cada cifra hay un ser humano, un delicado, frágil, expuesto y precioso ser humano arrojado a la coyuntura de la historia. No lo olvidéis nunca.

Victoria dijo...

Terrible e imposible de olvidar.
50 años y operada del corazón con transplante de aorta y varias cosas más, un hijo de 25 años que nunca ha trabajado, un marido que en su vida le ha dado un palo al agua.
Desahuciados de un piso de alquiler. No cobran nada, no tienen ningun ingreso. Viven o malviven entre la casa de unos y de otros.Pero lo peor, lo peor de todo, ha sido la muerte del hijo mayor con 26 años de la misma enfermedad que la madre. Una historia más, un drama que a ningún político le importa
por que ellos comen todos los días. Es tan cercano.

Juan Avellana dijo...

Joder, joder, joder, joder.

Elvira dijo...

Inútil piedad no, Jesús. No me extrañaría nada, nada, que lo que decantara la balanza en muchos casos hacia el no rendirse es recibir trato humano como el tuyo. Lo mío era menos dramático que lo de esta señora, pero también estaba desesperada, y cuando por fin encontré a un médico competente, sabio, humano, que me hizo un informe completísimo, lo que me abrió las puertas de la Incapacidad Permanente... bueno, a este señor le recuerdo con un agradecimiento infinito. Infinito.

Un abrazo muy fuerte y toda mi admiración por tu trabajo

Diva Gando dijo...

Muy duro, imposible no llevarse a casa un pedacito de cada historia.

Toda mi admiración.

Paco dijo...

Si supiesemos lo que nos espera, algunos no podrían soportarlo. Verdaderamente doloroso.

Jesús Miramón dijo...

Muchas gracias a todos, ojalá pueda daros buenas noticias sobre este caso. Un abrazo.