viernes, 27 de septiembre de 2013

Desembarco

Poco a poco voy adaptándome a mi nueva vida en este pequeño apartamento. Es un primero, y si tengo las ventanas abiertas escucho las conversaciones de los peatones como si viviese a pie de calle. Muchas de ellas son en idiomas africanos y muchas veces conozco personalmente a sus protagonistas. En la acera crecen algunos árboles raquíticos que los trabajadores municipales plantaron no hace muchos años. La Agencia Comarcal de la Seguridad Social donde trabajo está a un minuto y medio de aquí o, lo que es lo mismo, a noventa segundos. Este hecho es algo rarísimo después de tantos años conduciendo treinta kilómetros de ida y treinta kilómetros de vuelta entre Binéfar y Barbastro, primero a través de la Nacional 240 y después en la nueva y flamante autovía. Echo de menos la luz del amanecer en la carretera, echo de menos la belleza de los cambios de las cinco estaciones en el campo, pero he ganado tiempo de descanso por no hablar del ahorro en combustible y contaminación.

Las crisis de ansiedad han remitido. Como le comentaba esta tarde a una amiga por teléfono, a mí, puto maniático meticuloso y perfeccionista, lo que realmente me angustia es la incertidumbre, por mucho que sepa que no existe otra verdad y lleve toda la vida escribiendo sobre ella. Por eso ahora que las cosas comienzan a asentarse a mi alrededor mi cerebro empieza a relajarse. Mi mente, siempre lo he sabido, necesita armonía, afinación, cierta congruencia.

La noche reina sobre Barbastro. La calle está desierta. No sé qué luna brilla, no tengo dónde asomarme a buscarla en un cielo oculto por los edificios que me rodean. Es un tiempo nuevo. Toda la arena se ofrece a mis huellas.

18 comentarios:

andandos dijo...

Encontrarás la luna, o su equivalente, como siempre la encuentras, y me alegro mucho de que estés bien.

Un abrazo

NáN dijo...

Toda la arena se ofrece a mis huellas.

Me parece magnífico en el sentido y un acierto en la expresión.

Abrazo

La de la ventana dijo...

Me alegro un montón de que estés mejor. Y te entiendo no sabes cómo. A mi también me desestabiliza mucho la incertidumbre, sobre todo si es impuesta. Otra cosas es que yo tenga mi punto aventurero. Ahí me estimula. Pero cuando no controlo yo...

Me apena sentirte tan lejos cuando tenemos tanta historia paralela y y te tengo en tanta estima, Jesús, y no hablo de kms. Sé por qué es. Y eso me entristece aún más... Ojalá un día descubras cuanto te equivocaste al juzgarme.

molinos dijo...

Yo también llego fatal la incertidumbre, la que existe de verdad y la que me monto yo en mi cabeza.

Ahora que vives en Barbastro no tienes excusa para darme esquinazo cuando pase por allí.

Un beso enorme y me alegro infinito de que estés mejor.

Elvira dijo...

¡Qué bien lo cuentas, Jesús! Y sí, ese final es magnífico.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

La encontraré, sí, tienes razón, José Luis, la encontraré. Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

La arena, la nieve, el tiempo. Gracias, Nán, un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Pero, Teresa, ¿por qué me sientes tan lejos? Estoy donde siempre, aquí, mírame. Y dices que sabes por qué es, y que me equivoqué al juzgarte. Perdóname, Teresa, nos conocemos desde hace muchos años pero me gustaría que me aclarases -en privado- esas afirmaciones. Yo nunca te he juzgado, sólo faltaría. No sé, no acabo de comprenderte. En serio. Un beso.

Jesús Miramón dijo...

Yo nunca te daría esquinazo, Moli. Un beso.

Jesús Miramón dijo...

Muchas gracias, Elvira. Un beso (y disfruta de estos días tan especiales -pero no hace falta que te lo diga).

Victoria dijo...

Me gusta tanto saber que todo va bien. Al final las cosas van encajando en su sitio, pero mientras tanto joden mucho. Un saludo Jesús.

Jesús Miramón dijo...

¡Y además hoy ha llovido, Victoria, no puedo pedir más!

Un beso.

Anónimo dijo...



Uno de Octubre del Dos Mil X(iii)


~Infeliz~

Gotas...
gotas de lluvia
apagan esta "soledad
que acuna dentro de mi,
se deslizan en el rostro
donde ya no surten lagrimas
como caricias incendiarias
que cubren una pasion inmediata.

Gotas...
gotas derramadas del Cielo
que "bautizan
mi -insipido lecho
que "escupen ofendidas
por tanta -Melancolia...

Gotas y gotas
que reprochan
tantas -ofensas
sin ninguna queja...


Ysa,



P.s.: No son -cuatro estaciones??

Portarosa dijo...

Bienvenido.

Un abrazo, y que empieces bien.

giovanni dijo...

Un tiempo nuevo y un paso nuevo en tu vida. Yo acabo de volver de un viaje de seis semanas a América Latina y necesito tiempo para adaptarme de nuevo a la vida de antes. Esta noche podría contemplar el cielo. Anoche no lo hice, vi solamente la luz de la bicicleta de mi hija desaparecerse. Ella volvió a su casa para darle comida a su conejo.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Me gusta mucho esa imagen, Giovanni: no contemplaste el cielo nocturno, solamente la luz de la bicicleta de tu hija alejándose en la oscuridad para dar de comer a su mascota. Me gusta mucho.

Un abrazo, Porto.

A filla do mar dijo...

En eso nos parecemos, Jesús, en la aversión a la incertidumbre.
(Bueno, y en lo de maniática y meticulosa, también).

Un beso fuerte.

Jesús Miramón dijo...

Un beso, filla, delante de un mar que no es el tuyo pero -quiero imaginar- suena igual.