domingo, 22 de septiembre de 2013

Mamuts y bisontes

Lo que debes recordar es que tus manos y pies, y también tus caderas, tus brazos, tus hombros, son absolutamente idénticos a los de quienes pintaron leones, caballos, mamuts y bisontes en lo más profundo de las cuevas.

Después piensa, si quieres, en una pequeña sonda espacial navegando más allá de las fronteras de nuestro sistema solar, testigo perpetuo de que una vez existimos en este mundo.

8 comentarios:

Portarosa dijo...

Increíble, literalmente increíble, todo...

Pero, curiosamente, ese abismo, esos abismos, uno y otro, me reconfortan un poco.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Ese es el milagro de nuestra extraña y esquizofrénica y maravillosa y patética y cruel y compasiva y exploradora especie, Porto, que los abismos -como el crepitar del fuego, el sonido de las olas rompiendo en la orilla o el tintineo de la lluvia- nos reconfortan.

Un fuerte abrazo.

NáN dijo...

Puff, debo carecer de un gen que hace que nos sintamos parte de algo extenso en la Historia.

Me impresiona que algo hecho por el hombre pueda enviar pulsaciones que permitan saber que ese algo ha salido del Sistema Solar. Pero no me produce emoción alguna.

Creo que un azar me ha puesto aquí, captando la maravilla del mundo con los 5 sentidos. Pero que el día que muera acabará todo: dejaré de ser una consciencia.

Me basta y me sobra con poner mi granito de arena para evitar que la humanidad no termine consigo misma. Creo que estoy en deuda con los descendientes de quienes ahora somos, que deberíamos estar obligados a entregarles un mundo como mínimo igual al que recibimos. Y ahí termina todo.

andandos dijo...

"Pienso que la existencia del hombre en la naturaleza es el más divino y sorprendente de todos los hechos.Este es un hecho en el que pocos han reparado".

Esto decía Thoreau, y estoy también de acuerdo.

Un abrazo a todos

Jesús Miramón dijo...

Querido Nán, es posible que carezcas del gen que te haga sentir parte de la inmensidad (relativa) de la historia, pero te aseguro que, como todos los miles y miles de seres humanos que han existido y existirán, formas parte de ella.

Y que no te emocione que la sonda Voyager I lanzada en 1977 continúe viajando a través del espacio interestelar llevando en su seno un disco con obras de Bach y también, entre muchos otros tesoros, el sonido del latido de un corazón, el del viento, el de la risa humana... no me lo creo.

A mí nada me basta ni me sobra. Todo me falta pero, como tú, acepto.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

La naturaleza de nuestra naturaleza, la realidad casi imposible, el don de nuestra existencia personal.

Un abrazo, José Luis.

Portarosa dijo...

Qué comentarios, qué gusto.

NáN dijo...

"A mí nada me basta ni me sobra. Todo me falta".

Echo en falta ese verso en la obra de Miguel Hernández.